lunes, 20 de octubre de 2014

En un agujero en el suelo vivía un hobbit

"En un agujero en el suelo vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad."

(El Hobbit, J.R.R Tolkien)
Pues bien, creo que no podía empezar mis andares sin zapatos dejando de lado esta cita. La verdad es que los hobbits siempre fueron criaturas que me fascinaron, a pesar de ser los más pequeños, son capaces de lograr las más grandes hazañas a base de voluntad, humildad y coraje. Pero, antes de empezar, ¿qué es un hobbit?

Los hobbits son seres de talla mediana (unos tres pies de altura), como niños a nuestros ojos, fácilmente reconocibles porque no llevan zapatos ya que, la dureza de la piel de su suela del pie y la enorme cantidad de pelo hacen que no los necesiten. Son gente trabajadora, aislada del mundo, sin dejar de ser acogedores ni dejando de lado a los que les rodean cuando les necesitan. Son seres que aman la paz y la tranquilidad. Desde luego, si hay algo que procuran evitar a toda costa son los problemas, ya que, si hay algo que odian por encima de todo son los problemas y las intrusiones, que no visitas. Quizá por el gran apego que le tienen a su comodidad. Una comodidad basada en su estilo de vida, empezando por los hogares en los que viven, sus agujeros hobbits (smials como ellos les llaman y a los que más adelante ya dedicaré un escrito) y, lograda a base del esfuerzo que supone arreglar sus vidas a base de trabajo duro en los campos, herrerías, carpinterías... Trabajo que les permite vivir bien y gozar de pequeños placeres de la vida. Placeres como disfrutar de una buena pipa (siempre con hojas de Valle Largo, el Viejo Toby o Estrella Sureña: el mejor tabaco para pipa de la Cuaderna del Sur) sentado con una banqueta para apoyar los pies, ir al Dragón Verde a disfrutar de una relajante cerveza con los amigos después de una dura jornada de trabajo, amantes de una buena comida (eso les suele gustar especialmente), sentarse delante de un buen fuego en la chimenea rodeados de familiares...

Rodeados de familiares... La familia es una de las cosas que más se valora entre los hobbits. En sus casas siempre se pueden encontrar grandes árboles genealógicos, cuyas ramas se bifurcan sin cesar en otras muchas ramitas. Eso debe ser en parte, lo que ayuda a que les guste tanto la historia de la Comarca y sean grandes conocedores de ella. Todo hobbit que se precie, ha de saber relacionar, sin dudar, a todo aquel que guarde una relación de parentesco con él. Eso provoca que casi todos se conozcan en las diferentes regiones de la comarca. Aunque como en todos lados, no siempre se llevan del todo bien entre familiares, ya que nadie nace donde elige. Otro valor en alza en la Comarca es la amistad. Los hobbits necesitan relacionarse entre si, va intrínsecamente unido a su naturaleza. Son incapaces de vivir totalmente aislados. La famosa alegría y amabilidad les precede allá donde van y, es por eso que difícilmente verás a un hobbit solo. Eso también esta favorecido por la confianza que transmiten. Son seres que han demostrado que se puede ir con ellos hasta el fin del mundo (Frodo y Sam, Bilbo...). Aunque si hay algo que, realmente caracteriza a los hobbits, es su capacidad de hacer hogar allá donde van, es decir, son capaces de crear un ambiente de seguridad, calor, confianza... Desde luego, un lugar luminoso y alegre en el que cabe cualquiera. Supongo que la cantidad de canciones que saben y su buen gusto musical debe ayudar, acompañado siempre de sus buenos modales.

Una vez hecha esta breve introducción (que realmente no les hace justicia), mi objetivo de ahora en adelante pretende ser el análisis de diversas situaciones de los libros o de la vida real vistas desde los ojos de los hobbits. La particular vida que llevan y la visión que tienen creo que pueden llegar a ser muy interesantes. Me ha costado decidirme pero, creo que puede ser un enfoque distinto y entretenido que, espero, pueda ayudar a los posibles descubridores (o seguidores) de este blog en los aspectos que acabe tratando. Y sin más dilación me vuelvo al trabajo antes de quitarme los zapatos por primera vez y meterme en la piel de un hobbit, viendo con sus ojos.

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